Luz y Sombra

De Aredia
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Luz y Sombra durante los Albores

Luz y Sombra fueron los más poderosos de los Primigenios imbuidos de realidad por el Creador, y pronto se revelaron como conceptos complementarios y enfrentados. La primera representa los aspectos "positivos" y el "orden" de la existencia; y la segunda es la definición de todos los aspectos opuestos: los "negativos" y "caóticos".

El primer deseo de ambas fue hacer suya la Vicisitud o, al menos, plegarla a sus deseos prevaleciendo sobre el otro. A raíz de tal conflicto, se desencadenó un drama metafísico que involucró a toda la existencia; un gran número del resto de Primigenios tomó partido por una u otro, con una minoría que permaneció neutral ante el cataclismo.

El conflicto entre Luz y Sombra llegó a poner en peligro la mismísima Vicisitud, y provocó desgarros terribles en la realidad (nuevas razas y mundos al margen de los planes del Creador surgieron, como el ExtraPalio, el Dolor, los elfos oscuros, los centauros y otros muchos tipos de entes), así que el Creador no tuvo más remedio que intervenir para corregir el flujo del Tapiz del EspacioTiempo -y quedó tan agotado que aún descansa-. Luz y Sombra fueron absorbidas en los pliegues mismos de la realidad, para quedarse como componentes intrínsecos y elementos de equilibrio de la misma. Y el enfrentamiento perduró durante milenios, comprometiendo a todos: Avatares, ángeles, razas, entidades extraplanares, todos. Además, el Creador se aseguró de que Avatares y Ángeles quedaran prácticamente aislados en la Esfera Celestial, de tal modo que sólo pueden interactuar con el resto de la Creación de forma indirecta.

Más tarde, la materialización del Primigenio Korvegâr como Avatar vino a dar al traste con siglos de estabilidad en la Creación y desencadenó un conflicto terrible en la Esfera Celestial, que tuvo repercusiones enormes en la Realidad Principal y el resto de dimensiones. Infinidad de Avatares fueron destruidos u olvidados. La conflagración acabó -tras largo tiempo- con el Exilio Adimensional de Korvegâr, que casi destruyó la Vicisitud, y la materialización en la Realidad Principal del Avatar Phôedus, perdiendo así unas ventajas pero ganando otras. Fue este el que provocó la Primera Guerra Taumatúrgica -y prácticamente todas ellas-, donde los Dragarcanos se enfrentaron por última vez, y los kaloriones tomaron el mando de los ejércitos de La Sombra.

Luz y Sombra no es Bien y Mal

No se deben confundir los conceptos de Luz y Sombra con los conceptos de Bien y Mal. Ni todos los servidores de la Luz siguen una moral del "bien", ni todos los servidores de la Sombra son fieles a los preceptos del "mal".

Luz y Sombra son conceptos primigenios y antagónicos que no tienen ninguna relación con conceptos éticos o morales como son el bien y el mal. A pesar de que el bien siempre se asocia con las luces y el mal con las tinieblas, no es correcto hacerlo en este caso. Simplemente, la Luz quiere que la Sombra desaparezca de la Vicisitud, y la Sombra desea todo lo contrario. Para llevarlo a cabo, tanto Luz como Sombra se filtran e influyen en todas las esferas de la realidad, desde la Esfera Celestial hasta el Vacío.

En esa lucha eterna por prevalecer, los dos Primigenios atraen hacia sí, o incluso crean, a los habitantes de las diferentes Esferas. Para ello se sirven del tapiz de la Vicisitud, donde introducen sus hilos para influir sobre la realidad. Así, por ejemplo, aunque los Elfos del Alba no fueron en realidad una creación de Luz, esta consiguió alterar el tapiz de tal manera que la inmensa mayoría de esa raza tiene en su ser una proporción mucho mayor de Luz que de Sombra. De la misma manera, la Sombra creó a los elfos oscuros valiéndose de su capacidad para alterar el Tapiz y, con él, la propia alma de los seres que irradia.

Pero esto no tiene por qué hacer que los sirvientes de la Luz sean intrínsecamente buenos y los sirvientes de la Sombra sean intrínsicamente malos. Aunque es cierto que los seres con mayor proporción de Luz suelen tener unas características consideradas por nuestra moral como "positivas" y los seres de Sombra suelen tener unas características subjetivamente apodadas "negativas", eso no es ni mucho menos invariable. Un servidor de uno de los Primigenios será utilizado por ellos de manera que se oponga a los objetivos de sus contrarios. De esta manera, es posible que un ser que sirva a la Luz se comporte según unos estándares "malvados" para torcer los designios de los sirvientes de la Sombra. Y lo mismo es válido en el caso contrario. Es cierto que el aspecto exterior será radicalmente distinto; aunque los sirvientes de la Luz se comporten de una manera "maligna", sus acciones siempre se revestirán de una pátina de "corrección" que hará difícil identificar su verdadera condición. Y por el contrario, los servidores de la Sombra que se comporten de una manera "benigna" se verán envueltos en un halo de oscuridad o de moral dudosa que los hará parecer peores de lo que son; tales son los efectos que acompañan a cada uno de los primigenios.

Por tanto, la moralidad de los sirvientes de uno y otro bando quedará más allá de las apariencias externas, con lo que no será evidente el mal que uno u otro podrán causar.